martes, 18 de enero de 2011

El grito de guerra

El fulanito acudió formalmente a su primera fiesta de cumpleaños, bueno, al menos ahora fue consciente de ello. El sábado fuimos a celebrar los 8 años del hijo de una amiga que conozco desde la secundaria y el fulanito se estrenó en los lares de las celebraciones en salones de juegos y se volvió loco! Es impresionante ver cómo ha crecido pero no sólo en el aspecto físico sino que tiene unas ganas tremendas y toda la disposición del mundo para relacionarse con los chamacos, sean de su edad o no. La manera de buscar la integración en el grupo de juego fue a través de la imitación, el fulanito observó y se dio cuenta que lo que hacen los chamacos es correr por todos lados mientras gritan como loco…y eso fue lo que hizo, mientras los chamacos mayores se correteaban por todos lados gritándose y armando un caos total, el fulanito participó en dicha dinámica y se arrancó sin rumbo fijo mientras gritaba a todo pulmón tratando de seguir a los niños mayores, bueno, la emoción le invadió tanto que incluso hubo momentos en lo que se quedaba parado y se pegaba en la cabeza mientras seguía gritando…

Pero por más intentos que hizo no fue recibido por el grupo de chamacos mayor, así que el fulanito vio que por ahí había una niña de su tamaño y quiso ir a jugar con ella aunque no contó con que esta niña no quería que el fulanito se le acercara. Cuando el chamaquito quiso interactuar ésta le soltó tremendo trancazo en la cara que incluso a mi me hizo saltar y decirle algo a esa niña….Pero el fulanito no supo que pasaba y a pesar de tal recibimiento quiso seguir con la intensión de jugar con ella pero nomás no se pudo y prefirió explorar los demás juegos. Má y yo andábamos tras de él, porque aun no camina del todo bien, metiéndonos a todos los pasadizos hechos para los chamacos aún sabiendo que tal vez la espalda nos lo reclamaría al día siguiente.

Fue una experiencia totalmente nueva para el fulanito quien disfrutó a más no poder y a pesar de que todo era nuevo le agarró el modo de volada a cada juego, aquí es justo donde veo cuanto ha crecido el fulanito y nos hace notar que su desarrollo va muy bien. Lo que me encanta son sus ganas de conocer, experimentar y sobre todo conocer niños y niñas. Ya saben que Má y yo nos volamos y pensamos hasta en lo que no, en lo feliz que es, en las broncas que puede tener con otros chamacos e incluso en las lastimadas del corazón que tienen lugar en la infancia por diversos motivos…pero eso será algo que al chamaco le tocará vivir, sentir y crecer, nosotros esperamos seguir cerca de él para disfrutar como crece y la manera en que nos comparte esa felicidad que hasta ahora disfruta por todo lo que hace.

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