jueves, 12 de mayo de 2011

Al maaaa...

El fulanito su Má y yo nos fuimos de fin de semana a Acapulco para aprovechar el puente del 10 de mayo. Quisimos salir tempranito pero con cierto fulano es imposible y tocamos carretera a eso de las 8:30am. Le dijimos al fulanito que íbamos al “agua” para que nadara. La verdad se portó re-bien en el camino, no lloró para nada e iba platica y platica entre varias pestañitas que se echó pero eso sí, nomás nos paramos una vez, en Chilpancingo, y al bajar del coche el fulanito ya preguntaba por el agua, eso era todo lo que decía mientras colocaba sus manitas como si buscara algo: ¿aba mamá?, ¿aba papá?. El recorrido de lo que faltaba, que fue justamente una hora, estuvo tranquilo pero después de 4 hrs en su sillita en fulanito comenzó a desesperarse un poco y a medio hacer drama.

Al llegar al hotel el chamaco se desató y mientras nos registrábamos gritaba y corría de un lado hacia otro como si buscara la alberca la cual vio hasta que subimos al cuarto y se asomó por la ventana, el chamaquito decía : aba allá, aba allá mientras las ganas por bajar a mojarse le ganaban. No está de más decir que el chamaco estuvo feliz, se aventaba, chapoteaba, gritaba y cuando se sentía cansado buscaba a Má para dormirse en la alberca, todo era agua incluso la dormida así que aprovechábamos que el agua relajaba al fulano para que al menos durmiera un poco porque al levantarse lo primero que hacía era correr hacia el balcón y gritarnos que había agua así que en ese momento todo tenía que hacerse rápido para bajar lo antes posible.

Acapulco siempre tiene gente y este fin a pesar de que creímos que los gastos por las vacaciones de semana santa no llevarían a tanta raza pero nos equivocamos, el hotel estaba lleno suponemos de hara gente que se fue a festejar a sus "mamases". Por suerte había una alberca tipo chapoteadero alejada del ruido y tanta gente así que el fulanito, Má y yo pudimos disfrutar del agua prácticamente solos durante todos estos días.

El viaje estuvo rico, los tres lo disfrutamos pero como es bien sabido al fulanito no le gusta la sensación de la arena pegada a su cuerpo por lo que la opción de acomodarnos en la playa nunca fue considerada y en los cuatro días que estuvimos por allá ni me metí al mar por estar con el chamaco en la alberca. Antes no salía del mar, ahora las prioridades han cambiado y fue rico ver a mi chamaco como loco disfrutando de un espacio nuevo.

El fulanito tiene muy buena memoria, cuando le preguntamos ¿A dónde fuiste el fin de semana? El fulanito responde: al maaaa…. Es decir al mar…. Aunque no se metió y no quiso tocarlo el ya presume que anduvo por allá de visita.

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